Como vemos, la tarea de los contadores
es ardua. Y es por tal razón que no debería pensarse en que todo ese trabajo,
con lo delicado que es, se puede estar prestando por valores que a veces son
poco dignos para el nivel profesional con que se exige realizarlos.
Es más, cuando el profesional contable decide hacer todo ese trabajo y
por un pequeño valor de honorarios, lo que termina haciendo es entonces
aceptando una gran cantidad de contabilidades, para hacerlas en un poco
espacio de tiempo disponible para cada una, y con ello muchas veces puede estar
sacrificando la calidad de sus trabajos.
Y peor aún, si el tiempo se le va en estar haciendo tales trabajos, cada
vez tiene menos tiempo para invertir en su actualización o mejoramiento de sus
conocimientos como lo exige el numeral 7 del art.37 de la ley 43 de 1990.
El reto que tiene la profesión es la de lograr convencer a los usuarios
de sus servicios de que para poder hacer los trabajos que le competen a un
contador se requiere nivel profesional, y que el nivel profesional tiene
definitivamente más valor que el que tiene el simplemente tecnológico o
aficionado.
Por tal razón, a la hora de ofrecer sus servicios profesionales de
outsourcing contable, cada contador hace bien en reconocer su pertenencia a un
gremio sobre el que recaen importantes exigencias de todo tipo, y de esa manera
prestar sus servicios a la altura que su profesión le exige y el tiempo que
inevitablemente debe emplear para hacer todo el trabajo que antes mencionamos.
"Nunca olvides que basta una persona o una
idea para cambiar tu vida para siempre, ya sea para bien o para mal"
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